miércoles, 15 de julio de 2015

GIJON GUARURA PERSONAL DE EGIDIO IMPUNE Y LIBRE: EN TAMAULIPAS

NOTA DEL BLOG:  JOSE MANUEL LOPEZ GIJON HA SIDO VISTO EN TAMAULIPAS (INCLUSIVE HASTA LA SABIA CALLE SE FUE CON LA FINTA Y PENSÒ QUE HABÌA SIDO EJECUTADO)
  DESPUES DE LA ACUSACION Y SEÑALAMIENTOS NACIONALES QUE SE LE HICIERON AL JEFE DE GUARURAS DE EGIDIO TORRE CANTÙ ESTE SIGUE SIENDO PROTEGIDO DEL NARCOGOBERNADOR ,,,SE LE HA VISTO EN PLAYAS TAMAULIPECAS EN COMPAÑIA DE UNA ALTA FUNCIONARIA DE GOBIERNO DE TAMAULIPAS YUN REPORTAJE DE ABAJO  UNA NIÑA DE 1 AÑO DE EDAD ..SEG


A LO QUE VOY ES A ¡REMARCAR LA IMPUNIDAD QUE EXISTE EN TAMAULIPAS! EL SR JOSE MANUEL LOPEZ GIJON FUE SEÑALADO DE SER EL AUTOR INTELECTUAL   POR LOS MISMO POLICIAS DETENIDOS DE FUERZA TAMAULIPAS QUE PARTICIPARON EN LA EJECUCION DEL CMTE SALVADOR DE HARO MUÑOZ

EL REPORTAJE DE ABAJO HACE REFERENCIA A QUE EL EX GUARURA DE EGIDIO ES PAREJA DE UNA FUNCIONARIA DE GOBTAM "NOSOTROS ACLARAMOS QUE EL NIVEL 200 ES DE DIRECTORA GENERAL O SUBSECRETARIA O SECRETARIA... O SEA QUE ES UNA FUNCIONARIA DE 1ER NIVEL!!! TAL VEZ POR ESO SIGA PROTEGIDO DE EGIDIO TORRE ...LOS 2 ZETAS AL FIN Y AL CABO (EGIDIO Y GIJÒN)
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ESTE VIDEO AUDIO ES DEL DIA QUE LOS ZETAS EJECUTARON AL CMTE DE HARO 
SU JEFE EL GRAL ARTURO GUTIERREZ SRIO DE SEG PUBLICA ...SE HIZO COMPLICE Y NUNCA HIZO NADA PORQUE EL AUTOR INTELECTUAL FUERA DETENIDO Y PROCESADO 


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López Gijón, un fiero guardaespaldas vencido por el amor de una mujercita

FUENTE GACETAMX
Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Es media mañana del domingo, en un hotel de La Pesca, Tamaulipas. Horas antes, la noche del sábado, se acababa de anunciar el escape de “El Chapo” Guzmán, algo que en este poblado perdido en el tiempo al parecer no tenía la menor importancia.
Ese hombre que ya habíamos identificado la noche del sábado departiendo afablemente con su familia en una mesa contigua de la palapa del hotel, seguía ahí la mañana del domingo.
Sentado en una de las tres bancas de concreto del muelle, alejado unos 40 metros del hotel, parecía que ese hombre meditaba. Se veía solo, a veces cabizbajo, a veces hablando ¿solo? Meditando, quizás. Gran peso habrá de tener su conciencia, de ser ciertas todas las imputaciones que se le han hecho.
Hasta asesino le llamaron en la revista Proceso, en El Universal, Reforma… en fin, en muchos medios de comunicación de México y el extranjero.
Se publicó, también, que había sido detenido por la PGR. Luego que no, que lo tenía el Ejército Mexicano. Sin embargo, al final nadie lo tenía.
Entonces se dijo que había huido, que andaba a salto de mata y no de vacaciones como fue la versión oficial del gobierno de Tamaulipas.
Cuando fue contratado como jefe de escoltas del gobernador Egidio Torre Cantú se dijo que fue entrenado en Israel, como otros de sus compañeros. Por eso era extraño que -con ese entrenamiento- se diera el lujo de permitir que un extraño caminara 40 metros hasta colocarse a sus espaldas, sin voltear a verlo siquiera.
Hay en el periodismo normas no escritas que señalan que no es ético entrevistar a alguien cuando está en la intimidad que representa la familia, pero el oficio señala también que a solas y con respeto se vale por lo menos una charla, aun cuando lo hablado quede fuera de libreta.
El ex jefe de escoltas del gobernador de Tamaulipas, José Manuel López Gijón está a dos metros de distancia y, aún de espaldas, sigue sin inmutarse.
Y hablando ¿solo?
La idea era identificarnos y tratar de hablar con él, a calzón quitado, como luego se dice por ahí.
Nada se perdía, porque igual podría negarse a hablar. O pedir que no se publicara nada.
Nada de eso pasó, porque la charla no se efectuó.
El temible guardaespaldas, entrenado en Israel -calificado como autor intelectual del asesinato del jefe de Inteligencia de la Secretaría de Seguridad Pública de Tamaulipas-, Salvador Haro Muñoz no estaba solo.
Tampoco hablaba solo.
Le hablaba al oído a una bella y tierna mujercita.
Era otra, porque horas antes, la noche del sábado, con la que hablaba era con una alta funcionaria del gobierno de Tamaulipas, cuyo nombre, por respeto a su intimidad, no es necesario dar a conocer.
Si acaso, que es directora de departamento y que de acuerdo con la relación de personal administrativo tiene nivel 200, muy alto, considerando que el gobernador Egidio Torre Cantú ostenta el de mayor jerarquía, que es el 240. NOTA DEL BLOG: 

José Manuel López Gijón tiene el nivel 190, y salvo que sea una omisión, aún aparece en la relación de personal del gobierno de Tamaulipas, de acuerdo con la página de transparencia.
LA TRUCULENTA HISTORIA SIN UN FINAL CONOCIDO
El 5 de mayo de 2014 fue asesinado en esta capital el recién nombrado jefe de Inteligencia de la Secretaría de Seguridad Pública de Tamaulipas, Salvador Haro Muñoz, junto con dos de sus escoltas. En el 40 Juárez, la camioneta del coronel del Ejército Mexicano fue emboscada, y tras el ataque los hombres armados huyeron, pero calles adelante fueron ubicados por fuerzas federales, con las que se dieron de balazos por espacio de más de una hora.
Salvador Haro Muñoz no era un hombre cualquiera. Ingresó al Ejército Mexicano en 1987 en el área de arma de artillería. Tomó cursos de protección a funcionarios impartidos por personal israelí en la Ciudad de México.
Se desempeñó como comandante de combate a la delincuencia en el Estado de México. Fue también instructor de Fuerzas Especiales en Querétaro y de escoltas al servicio del Estado Mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Tuvo el cargo de instructor de técnicas de arresto en diferentes academias de seguridad de estados como México, Querétaro, Tabasco y San Luis Potosí.
Pero en Tamaulipas ese impresionante currículum no le bastó, porque cayó abatido por las balas de sus enemigos.
Alguien filtró entonces la especie de que 10 policías de Tamaulipas que fueron detenidos en relación con la muerte del coronel habrían señalado a José Manuel López Gijón como autor intelectual del asesinato.
Como en un tobogán, se deslizaron otras filtraciones, como la de que el jefe de escoltas del gobernador había sido detenido por la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido) de la Procuraduría General de la República.
“López será interrogado por su presunta relación como autor intelectual del asesinato del jefe de Inteligencia de la entidad, Salvador Haro Muñoz, ocurrido la semana pasada, confirmaron fuentes del gobierno estatal”, se leía la nota de El Universal, que añadía: “La situación jurídica de López Guijón se resolverá las próximas horas, ya sea con un arraigo, una consignación ante un juez federal o su libertad por falta de elementos para ser procesado, añadieron las fuentes consultadas”.
Sin embargo, el 16 de mayo, en otra nota sin fuente informativa, el mismo rotativo publicó que “las fuentes aclararon que la PGR no tiene ni ha ordenado detener a José Manuel López Gijón, ex jefe de escoltas del gobernador de Tamaulipas, Egidio Torre”.
En el gobierno de Tamaulipas se habían hecho bolas, porque primero dijeron que López Gijón había dejado el cargo 10 días antes del asesinato del coronel, y luego que siempre no, que seguía en el cargo pero estaba de vacaciones.
Luego, de López Gijón ya no se supo más, hasta que alguien que lo reconoció le tomó una fotografía en una playa de Nayarit, con su tabla de surfear bajo el brazo.
El 15 de mayo de 2014, en Estado Mayor, blog de información militar y seguridad nacional, la periodista Isabel Arvide hizo un largo análisis sobre la inseguridad en Tamaulipas, y se planteó:
“O sea, en apretada síntesis, que el señor López Gijón -civil- goza de cabal salud y cobra su sueldo en alguna playa, mientras que al coronel Haro -militar- lo mataron”.
Difícil conocer la hipótesis de que López Gijón sigue cobrando, pero es cierto que es afecto a las playas y que el coronel está muerto.
EN EL MAR, LA VIDA ES MÁS SABROSA
Y ahí, a unos cientos de metros de la playa de La Pesca, en Soto la Marina, Tamaulipas, está López Gijón.
Frente a frente ya, el sorprendido fue el reportero y no el ex jefe de escoltas del gobernador, porque éste ni estaba solo ni hablaba solo.
Los suyos eran susurros de un hombre perdidamente enamorado, lejos de esa parafernalia que entrañan el peligro y el miedo generados por la violencia.
Quién sabe si ese hombre que acaricia la entrañable piel de su acompañante haya sido capaz de asesinar a alguien, o haya hecho las peores bajezas que suelen cometer los individuos que se envuelven en la espiral de la violencia.
Quién sabe.
Lo cierto es que este hombre es uno rendido de amor, uno que sólo levanta la mirada cuando escucha la voz de su intempestivo interlocutor: el reportero vencido por el oficio.
-Buenos días.
Es entonces cuando reacciona el feroz guardaespaldas entrenado en Israel, ese que fue acusado de mandar matar a un coronel del Ejército Mexicano.
Su mirada no es la que escudriña a probables atacantes de su jefe en turno.
Es, sí, una mirada apacible, que va alternativamente de la también apacible laguna llena de garzas y gaviotas a la bella mujercita que tiene entre sus brazos.
Le está poniendo una crema en brazos y piernas.
Se toma “selfies” con ella y le vuelve a susurrar al oído.
Con ese cuadro de por medio, una prolongada charla se habría vuelto no sólo imposible sino también imprudente e impertinente.
López Gijón estaba en una charla íntima y amorosa con la que se supone su hija, una niña de alrededor de un año que ocupaba toda su atención y nada más allá de ella le importaba.
Ni siquiera su propia seguridad.
Apenas hubo un cruce de palabras de cortesía entre López Gijón y el reportero y el silencio fue un mensaje contundente.
Pero más contundente fue la voz de la mujer de edad que, de improviso, llegaba a espaldas del reportero, tan sigilosa como escrutadora su mirada.
Y luego, atrás de ella, otro hombre también serio, demasiado serio, pero ambos corteses.
Debían ser sus suegros, o sus padres.
Lo cierto es que eran los abuelos de la hija de López Gijón, que llegaban al rescate.
Así se quedaron los cuatro.
-Sí, adiós, que le vaya bien.
Ya es hora de salida del hotel y ahí van, el López Gijón de la cachucha roja con grecas blancas y aparentemente el mismo short que usó en las playas de Nayarit para surfear.
Toda la familia y, con él, la funcionaria de nivel 200 en la estructura del gobierno de Tamaulipas.
El jeep color gris es imponente, en franco contraste con el hotel que cobra 800 pesos la noche, cuyas viejas televisiones de botón no encienden y los viejos aires acondicionados que arrojan más agua que viento fresco.
Bajo, el perfil de un hombre que quizás se ande escondiendo de sí mismo, porque ¿de quién más?…

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