lunes, 19 de enero de 2015

FUE Y SIGUE SIENDO EL EJERCITO: SIEMPRE LO VAMOS A DECIR

NOTA DEL BLOG:   DESGRACIADAMENTE LAS NOTAS DE LOS HECHOS  DENIGRAN A NUESTRO EJERCITO Y FUERZAS FEDERALES....  TODO ESTO CONTRIBUYE A PERDERLES LA CONFIANZA QUE SE HABIAN GANADO CON SANGRE SUDOR Y LAGRIMAS EN LA LUCHA CONTRA EL NARCOTRAFICO..........EN SERIO AQUÌ SI QUEDA LA TRILLADA FRASECITA DE ¿Y AHORA QUIEN PODRA DEFENDERNOS?  LOS ULTIMOS QUE TENIAN LA CONFIANZA ERAN LAS FUERZAS ARMADAS DE MEXICO , PERO COMO SON TROPA ....SOLO OBEDECEN LAS ORDENES DE MAS ARRIBA      .....POR MAS ESTUPIDAS QUE SEAN ..........ASÌ ES LA CADENA DE MANDO      Y DESGRACIADAMENTE LOS NARCOPOLITICOS ESTAN A NIVELES ININMAGINABLES ......ESTAMOS FRITOS


FUE Y SIGUE SIENDO EL EJERCITO: SIEMPRE LO VAMOS A DECIR

January 16, 2015 at 3:41pm
“Súbanlo y llévenlo al campo militar número uno” ordenó el general Miguel Bracamontes, señalando la avioneta militar que transportaría de Altamirano, Guerrero a la ciudad de México, al profesor Epifanio Avilés Rojas, recién detenido en Coyuca de Catalán, el 19 de mayo de 1969.[1]

Así da inicio la práctica de la desaparición forzada en México, así comienza esta forma de terrorismo de Estado en un país que se supone democrático por tener elecciones periódicas y por manejarse diplomáticamente como uno que respeta y promueve los derechos humanos.

Sí desde el primer día en que el Estado mexicano instituyó la desaparición forzada como sistema represivo, participó el ejército mexicano ¿Por qué no lo haría el 26 de septiembre de 2014?

¿Acaso ese mismo ejército, nos ha dicho qué ha hecho del profesor Epifanio Avilés Rojas 45 años después de que se lo llevaron?

¿Acaso nos ha entregado a Rosendo Radilla Pacheco, desaparecido el 25 de agosto de 1974 y llevado al cuartel militar de Atoyac de Álvarez, Guerrero?

Al menos desde 1969, el ejército mexicano ha sido responsable de la detención y desaparición forzada de cientos, miles de personas y también desde entonces, goza de un manto de impunidad que le permite seguir perpetrando sus crímenes, obedeciendo las órdenes de su comandante en jefe, el presidente de la república y sus cómplices civiles.

Por décadas, las Madres de los desaparecidos políticos, las doñas del Comité ¡Eureka!, nuestras madres y abuelas, y después nosotros, señalamos al Campo Militar No. 1 de la Ciudad de México, para exigir la presentación, no sólo de sus hijas e hijos, sino de todos los desaparecidos, con la certeza de que en esa instalación castrense existen cárceles clandestinas, pues de las mazmorras de esa cárcel clandestina, fue rescatada, junto a otras personas, la profesora Elda Nevárez Flores en 1979,  quien permaneció unos meses en ese siniestro lugar y vio con vida acompañeros que hoy día continúan desaparecidos.[2]

Sabemos también que otras instalaciones militares se han convertido en cárceles clandestinas, tal es el caso del cuartel de Atoyac y la base aérea de Pie de la Cuesta, en Guerrero, por mencionar algunas. En estos lugares permanecieron recluidos por años, sin juicio, muchos de los detenidos en tierras guerrerenses; o bien, fue el último lugar en donde se vio con vida a otros tantos desaparecidos y desaparecidas.[3]

Hoy nos dicen que van a abrir las puertas de los cuarteles para que los familiares puedan buscar a los 43, que no tienen nada que esconder. Esperemos que no se repitan historias como la acontecida en el caso de Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, desaparecidos desde 2007, cuando ante las sospechas de que podrían encontrarse en las instalaciones del campo antes mencionado, se permitió un ingreso en condiciones que dejaron más lugar a dudas. Sabemos que son responsables, fueron y lo siguen siendo.

No olvidamos. No perdonamos. No nos reconciliamos.

Siempre vamos a volver.


[1]Cfr. Ibarra Chávez (2006); “La Guerra de baja intensidad en la guerrilla deGuerrero” en La guerrilla de los 70 y latransición a la democracia, Ce Acatl. México. p. 78-82

[2]Cfr. Testimonio escrito y firmado por Elda Nevárez Flores, Laura Elena GaytánSaldívar y Armando Gaytán Saldívar, certificado por Oscar Arsenio MoránArellano, Notario Público de Culiacán, Sinaloa, el 10 de marzo de 1989. Exp.Juan Chávez Hoyos, Fondo Q: Comité ¡Eureka!, Archivo Gregorio y Marta Selser,CAMeNA/UACM

[3] Cfr. Hernández, T. (2006). El poder de la memoria o la memoria del poder. La Guerra Sucia en México: Una disputa entre la memoria y el olvido. Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Psicología. Tesis de Licenciatura, p. 119

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